El uso de la tecnología debe ser un elemento clave a la hora de promover la formación y expansión de instituciones financieras en las zonas rurales, teniendo como principios rectores los criterios de sostenibilidad, eficiencia y productividad, bajo los cuales se pueda mejorar el acceso a los servicios bancarios.
Ciertamente, para lograr la automatización de la operación de los intermediarios financieros es necesario contar con software y servicios especializados para entidades de la industria, pero igualmente es necesario fortalecer los mercados financieros rurales a través de tres elementos básicos:
- Conjunto apropiado de políticas públicas.
- Condiciones macroeconómicas favorables.
- Estímulo para que tales mercados sean competitivos.
Históricamente el desarrollo en América Latina, se ha dado con orientaciones estratégicas de financiamiento público rural, demostrando que la intervención de los gobiernos dejó mucho que desear, ya que se atacaron los síntomas pero no las causas de los problemas del acceso por parte de los pequeños y medianos productores rurales. Estas formas no siempre acertadas de intervención gubernamental fueron:
- Injerencia política en decisiones técnicas y administrativas.
- Descuido por la capitalización y generación de depósitos de ahorro en el medio rural.
- Aplicación de tasas de interés concesionales, muchas veces negativas en términos reales.
- Apoyo exclusivo a actividades agrícolas en vez de extenderlo a todas las actividades rurales.
- Establecimiento de mecanismos de prestación de servicios financieros y promocionales costosos y deficientes.
- Falta de continuidad en las políticas de desarrollo, por la dependencia de las directrices de los ciclos políticos del país.
- Poca agilidad en la toma de decisiones financieras, debido al marco legal restrictivo, por ser entidad pública, y por no poder responder a la dinámica propia de un sistema financiero globalizado.
A partir de este panorama se presentan recomendaciones generales para lograr una participación efectiva del Estado a través del diseño y consolidación de políticas explícitas para el desarrollo del sector rural, tanto en el área de apoyo social como también para estimular la mayor difusión y adopción de nuevas tecnologías que permitan fomentar las capacidades de innovación empresarial, y en especial para asegurar el flujo de recursos financieros destinados a atender las necesidades del cliente final y de las instituciones del sector, tales como Uniones de Crédito, Microfinancieras, Sofomes, Sofoles, Sofipos, Cajas de Ahorro y Crédito, entre otras.