- La implantación de nuevas tecnologías en los procesos de negocios es base y pilar para la construcción de más y mejores servicios y capacidades del recurso humano.
En México, las pequeñas instituciones de intermediación financiera, entre ellas las Sociedades Financieras de Objeto Múltiple (Sofomes) se perfilan como uno de los principales jugadores del sector; atrayendo la atención de diversos emprendedores e inversionistas, quienes ven un importante potencial de crecimiento, al atender sectores productivos o de crédito que actualmente no están siendo atendidos por las instituciones de crédito tradicionales.
Pero en este mismo escenario, persisten importantes retos y cuestionamientos que dichas instituciones deben resolver con el fin de asegurar su crecimiento presente y futuro. Para tales efectos, es necesario entender que la implantación de nuevas tecnologías en los procesos de negocios es base y pilar para la construcción de más y mejores servicios y capacidades del recurso humano y del negocio en general. Igualmente, toda solución tecnológica a implementar debe ir acompañada de un servicio de consultoría altamente especializado, que permita un mejor retorno de inversión y contribuya a perpetuar la visión del aprovechamiento tecnológico.
Para la industria de intermediación financiera, los retos que se han asumido y resuelto con apoyo especializado y tecnología, entre otros aspectos, se encuentran:
1) Prácticas de soporte y de procesos claves:
La evolución en todos los ámbitos de las actividades de la industria financiera ha permitido una serie de beneficios como operaciones robustas, controladas, flexibles, con un nivel de rentabilidad atractivo, sin afectar las obligaciones con los clientes y accionistas. Un elemento clave ha sido la inclusión del término “mejores prácticas” en las agendas de los ejecutivos, así como en el plan de negocio y crecimiento, ya que se refiere a la decisión de comparar activiades con entidades similares en giro y tamaño, con la intención de perfeccionar y obtener retroalimentación sobre sus procesos. Con este objetivo, se han desarrollado comités y asociaciones para intercambiar y compartir 3 experiencias abarcando asuntos técnicos y regulatorios, hasta aspectos de presentación de información, recursos humanos, o acuerdos de prácticas comerciales, en este sentido, las microfinancieras no pueden ser la excepción, afortunadamente, los ciclos de negocio actuales de las actividades financieras, en cualquiera de sus diversas ramas, reúnen a un sinnúmero de experiencias y de equipos de trabajo, con amplia experiencia en el desarrollo de estas prácticas, que van desde iniciar operaciones partiendo de cero, hasta migrar o innovar en los procesos.
2) Administración de riesgos:
Al igual que la plataforma tecnológica, otra de las bases que darán solidez a la infraestructura de las instituciones de intermediación financiera es mantener una estructura de procesos definidos que permitan administrar los riesgos operativos, de crédito, de liquidez y de mercado. Quizá para algunos sea un tema sofisticado; sin embargo, en la práctica existen parámetros y metodologías ampliamente probadas que se adaptan fácilmente a las necesidades de cada institución y que les permiten mantener un control efectivo de las operaciones, cuantificando y mitigando mediante la instauración de procedimientos y actividades de control a lo largo de los procesos clave, y de este modo estabilizar sus operaciones con rangos aceptables de riesgo.
3) Órganos de gobierno y estructura corporativa:
Definir la estructura corporativa es uno de los principales retos, ya que implica especificar responsabilidades entre los ejecutivos y accionistas, asegurando que se establezcan los objetivos de la empresa, los medios para alcanzarlos y el seguimiento a través de indicadores de desempeño clave tanto cuantitativos como cualitativos.
4) Normatividad
Crear y mantener una filosofía de operación es una tarea titánica y una de las herramientas más importantes en las organizaciones, ya que documenta las políticas y el reglamento interno, el código de ética, la estructura funcional, entre otros aspectos. Además, contribuye a garantizar la operación ininterrumpidamente así como documentar el conocimiento (Know How) específico. Es por esta razón, mantener una estructura documental verdaderamente funcional es una de las tareas clave que debe permear desde los niveles directivos hasta los usuarios finales de las organizaciones, en forma ordenada y con actualizaciones periódicas para asegurar la vigencia de los procedimientos en el día a día. El diseño de la documentación es relativamente sencillo. La funcionalidad de los documentos depende del equilibrio, consenso y consistencia entre las buenas prácticas y la realidad institucional, es decir, cada una tiene su forma específica de realizar sus actividades, las cuales deben estar lo alineadas a las mejores prácticas identificadas en los procesos clave de negocio y soporte.
Las instituciones de intermediación financiera tienen un importante desafío para seguir creciendo en el mercado financiero mexicano, siendo muy positivo que la visión y fundamentos establecidos por las asociaciones, los fondeadores y la Ley permitan a estas entidades apegarse a los mejores estándares de supervisión, además de establecer que la parte central operativa de los negocios cumpla con reglas de administración, operación y control, asegurando un adecuado manejo de los recursos obtenidos de los socios y fondeadores. Así, los usuarios se verán beneficiados al obtener créditos de una manera ágil y segura.