La transparencia, inmutabilidad y automatización parece ser la base de las características del blockchain. Sin embargo, como tema en la palestra, su acelerada adopción parece concebir una incógnita: ¿cómo regular a la cadena de bloques o su uso, per se?
Hasta el momento, el único uso activo relevante, es el bitcoin lo que dirige el debate hacia ese terreno.
En la Unión Europea, se acordó la fiscalización de las transacciones pues se difería con algunos países, el uso del bitcoin como dinero digital y en otros como commodity cuya compraventa estaba sujeta al IVA. En octubre del 2015, el Tribunal Europeo de Justicia dictaminó la exención de IVA en el uso de bitcoin y por lo tanto ahora se considera dinero digital.
Para poder prevenir el uso de bitcoin en actividades ilícitas, la Comisión Europea incluyó, en julio del 2016, a los proveedores de servicios de custodia de carteras y las plataformas de cambio de criptomonedas en las Directivas de Anti-Lavado de dinero para evitar transacciones anónimas de bitcoins.
Por ahora, las acciones regulatorias para la cadena de bloques que impacten en el sector financiero, son escasas. Sin embargo, los cuestionamientos constantes deberán ser abordados cuanto antes.
Los expertos aseguran que debe establecerse un marco normativo que defina la naturaleza legal de su uso en diferentes ámbitos, con las leyes y jurisdicciones correspondientes y así distribuir responsabilidades en caso de un mal funcionamiento.